jueves, 26 de mayo de 2011

Jung habla de las Tipologias....


Jung Plantea que un tipo Psicológico es “un modelo característico de una disposición habitual que se observa en numerosas formas individuales”. Sin embargo, hizo gran énfasis en que resultaba estéril poner etiquetas a las personas al categorizarlas de acuerdo a la personalidad, ya que ésta se desenvuelve y rige por la compleja dinámica de la psique. No obstante, consideró importante para la práctica psicológica, tener criterios objetivos que permitan dar explicación a psiquismos turbados o confusos, así como poder explicarle a una persona cómo es otra y/o cómo es sí misma (Jung, 1994, 1937).
En el área de la psicología de la personalidad formuló una definición de tipos psicológicos en base a la combinación de dos aspectos:
·         la disposición de la libido con respecto al objeto o ambiente
·         funciones psicológicas fundamentales

1.DISPOSICIONES GENERALES o ACTITUDES
Son tendencias innatas para percibir y actuar con el exterior o ambiente (objeto). Existen dos disposiciones, la extraversión y la introversión; en la primera el interés y la líbido (energía psíquica) están dirigidos hacia el ambiente y en la segunda en interés y la libido están orientadas hacia el interior del individuo (sujeto). Ambas tendencias se encuentran en la persona, pero una se desarrolla, y por lo tanto se expresa más que la otra, pasando a dominar el lado consciente de la estructura psíquica; mientras que la otra prevalece en menor grado permaneciendo en el inconsciente, pudiéndose expresar en ciertas conductas, como por ejemplo, el caso de un extravertido que interesado por socializar con sus amigos emite a la vez opiniones con falta de tacto que lo alejan de los mismos (Jung, 1965).
Extraversión: El individuo extravertido piensa, siente y obra en relación al objeto o ambiente; toma sus determinaciones por lo que viene desde fuera, tanto si se basa en objetos materiales como en el conocimiento externo común a su cultura; tiene una moral basada en la convención social, que más que una adaptación es una acomodación, ya que no le servirá si se cambia de cultura, o si está en una subcultura errónea. El nuestra cultura el extrovertido es un individuo normal que elige su carera en base a lo convencional y no prueba con lo nuevo, tiene muchos amigos, aunque a veces comete desatinos con ellos, le interesa la realización económica, es relativamente influenciable dependiendo del grado de su extraversión. Su debilidad es que, al no preocuparse por lo subjetivo o interno, descuida su salud en función del éxito laboral, ya que tiende a pensar que pequeñas molestias son ilusiones, y aunque sus amigos se lo indiquen, no hace caso a su cuerpo hasta que desarrolla síntomas incapacitantes. El inconsciente del extravertido compensa la excesiva represión de la subjetividad con el desarrollo de una tendencia egocéntrica e infantil; mientras mayor sea la extroversión consciente, mayor será el egoísmo inconsciente (Jung, 1965)
Introversión: El individuo introvertido tiende a poner entre la percepción del ambiente y su obrar una opinión subjetiva o interna que no proviene de éste; no es que no vea las condiciones exteriores sino que elige como definitivas las interiores; no siguen las convenciones sociales al elegir su futuro, su forma de vestir, o su nivel de moral; llevan la mayoría de su vida internamente, aficionados a la lectura, comunican poco de lo que hacen por lo que se ven inseguros o turbados; tienden a ser inflexibles en su juicio aunque no puedan demostrar su razón; la tendencia exagerada a lo extravertido en nuestra sociedad y en la cultura occidental, obliga al introvertido a defenderse exagerando el subjetivismo. En el inconsciente se da una relación compensadora, tendiendo éste a darle una mayor relevancia al objeto y facilitar la relación con el ambiente, es así como el introvertido se ve frenado por la dependencia económica, el miedo a la opinión pública o el deseo de ser amado; el inconsciente posibilita la relación con el ambiente (Jung, 1965)
2.FUNCIONES PSICOLÓGICAS FUNDAMENTALES
Jung (1994) explicó que para percibir y orientarse en el mundo exterior, el individuo utiliza principalmente las impresiones sensoriales, la sensación”. Una vez se ha constatado la presencia de un objeto en el entorno, el pensamiento”, en tanto función psíquica, permite establecer lo que es el objeto. A pesar de lo anterior, la información es limitada todavía a la impresión sentida en el momento presente; por ello, a través de la intuición”, que se mueve en el dominio de las suposiciones y de los presentimientos, -o impresiones vagas-, el individuo puede presentir el origen (pasado) y la evolución (futuro) de dicha información. Finalmente, en este proceso de percibir y orientarse en el mundo externo, se debe tener en cuenta la relación que existe entre el objeto y el individuo, la manera en que este último se ve afectado por los objetos, lo cual se encuentra en la esfera del sentimiento”, es el sentimiento el que dicta el valor que tiene el objeto para sí.
Para resumir este proceso, cabe retomar lo escrito por Jung (2002):

"Estos cuatro tipos funcionales corresponden a los medios evidentes por los cuales obtiene la conciencia su orientación hacia la experiencia. La percepción (es decir, la percepción sensorial), nos dice que algo existe; el pensamiento nos dice lo que es; el sentimiento nos dice si es agradable o no lo es, y la intuición nos dice de dónde viene y adónde va" (p.102).
Son actividades mentales utilizadas por el individuo para adaptarse y orientarse con respecto al medio. Estas funciones no se mezclan entre sí, no comparten ningún elemento. En cada individuo se presentan todas las funciones, desarrollándose una más que el resto, la que Jung denomina función superior o predominante; una segunda y tercera función actúan como auxiliares de ésta; las tres primeras funciones son conscientes; la cuarta función que es la menos ejercitada se denomina función inferior, se encuentra en un estado primitivo de evolución, pudiendo permanecer inconsciente o seminconsciente, en este caso el individuo no podrá controlar esta función. El desarrollo de una función sobre las otras es innato, pero modulado por el ambiente social, ya que favorece su adaptación al medio; la función superior es la que será utilizada para definir el tipo psicológico junto con la disposición general introvertida o extravertida (Jung, 1965).
A) El Pensar: Es el establecimiento de relaciones conceptuales entre las representaciones mentales, de acuerdo a las propias leyes del individuo.
B) El Sentir: Proceso entre el yo y un contenido de la consciencia que le otorga un valor de agrado o desagrado; es un proceso totalmente subjetivo que puede ser independiente de la percepción; no se puede definir apropiadamente a través del pensar.
Estas dos primeras funciones se denominan racionales
C) El Percibir: Es la transmisión de un estímulo físico a la conciencia y la alteración física que produce en los órganos de los sentidos y sirve de base al desarrollo del sentir y del pensar.
D) El Intuir: Es la transmisión inconsciente de los estímulos externos a la psique, manifestándose en la conciencia como conclusión intelectual, sentimiento o percepción, del cual no se conoce su origen.
Estas dos últimas funciones se denominan irracionales (Jung, 1965).
Tipos Resultantes
De la combinación de las dos disposiciones generales y las cuatro funciones psicológicas Jung definió ocho tipos psicológicos fundamentales, entendiéndose por tipo el "ejemplo característico de una disposición general que se observa en numerosas formas individuales" (Jung, 1965, p. 291, v. 2), y se describen a continuación:
A) Reflexivo extravertido: Este tipo se da más frecuentemente en los hombres, es un individuo que elabora sus teorías sobre la base de datos objetivos, obtenidos por medio de la percepción sensorial o extraídos de la cultura; la emoción y otros elementos irracionales quedan relegados a un segundo plano en el juicio. Dirige su conducta y pretende dirigir la de los demás con sus postulados ya que los considera válida universalmente por provenir de los objetivo, esto lo hace ser intolerante y tirano sobre todo con su familia y círculo más interno; observado desde fuera se percibe como una gran persona preocupda de los demás.
B) Reflexivo introvertido: También es más común en hombres que mujeres; esta persona tiende a elaborar teorías de origen subjetivo, sin prestar atención a los externo, y considerando los hechos sólo cuando le permiten comprobar sus teorías; es un individuo pobre en sentimientos e intuición; es muy terco y tenaz para defender y llevar a cabo sus ideas, pero a la vez es influenciable y explotable fácilmente porque no percibe las intenciones ajenas por la poca relevancia que da a lo externo; al contrario del tipo reflexivo extravertido es percibido externamente como inadaptado, pero mientras más cerca de él se este más se le aprecia.
C) Sentimental extravertido: Este tipo se da mayoritariamente en las mujeres; guían su accionar por el sentimiento provocado por lo externo; su actividad intelectual está restringida a lo que sienten, ya que no pueden pensar sobre lo que no han sentido previamente, del mismo modo su forma de pensar sobre un objeto varìa de acuerdo a como varìa su sentir. Expresan abiertamente sentimientos, se identifican fácilmente con las persona.
D) Sentimental introvertido: Se da casi exclusivamente en la mujer, este tipo es incapaz de expresar sus afectos y aversiones; se percibe callada, inaccesequible, difícil de comprender y melancólica; no manifiesta deseos de influir sobre los demás, de hacerse notar, ni de juzgarlos; la dificultad para percibir lo externo la hace ver indiferente y carente de tacto, lo que le impide entablar relaciones personales y ser comprendida.
E) Perceptivo extravertido: Predomina la percepción sensorial centrada en el objeto, por lo que sólo se siente cómodo en el campo de las realidades tangibles, busca estar siempre bombardeado por estímulos externos, pero se fastidia rápidamente, por lo que necesita que los estímulos cambien constantemente. Manifiesta tendencia al gozo, es alegre y vivo. Permite que abusen de él, pero a la vez es vengativo. Atribuye valor mágico a los objetos de manera inconsciente.
F) Perceptivo introvertido: La experiencia subjetiva de la percepción sensorial es la que domina su orientación, este tipo se interesa principalmente por los aspectos subjetivos de lo que percibe; por lo tanto, sus percepciones tienen escasa relación con las características objetivas de la realidad, de ahí que estas personas vivan en un mundo irreal. este individuo permite que abusen de él, pero a la vez es vengativo. Atribuye valor mágico a los objetos de manera inconsciente.
G) Intuitivo extravertido: Este tipo tiene la capacidad de generar una gran variedad de posibilidades en el mundo objetivo, parece ser muy optimista; su interés por una cuestión permanece hasta que consigue su objetivo, pero luego la abandona y busca otras perspectivas, por esto es considerado inestable y cambiante, además tiende a entusiasmar a otros en sus proyectos y luego los abandona. Poseen una moral propia y escaso interés por el sentimiento ajeno, así como por las convenciones y hábitos sociales. En este grupo figura la mayor parte de los comerciantes, políticos y aventureros; por otro lado, tienen una extraordinaria capacidad para despertar entusiasmo en los demás hacia nuevas cosas.
H) Intuitivo introvertido: En este tipo figuran los soñadores, los videntes, los fanáticos y los artistas, estos últimos son los normales; son fundamentalmente subjetivos, escasamente preocupados por las cosas exteriores, incluida la moral; inestables y poco dignos de confianza en las relaciones interpersonales. Estas personas son consideradas un enigma por sus semejantes.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Bienvenidos

¡Bienvenidos! Este blog ha sido creado por un grupo de estudiantes de psicología de la Universidad Católica Andrés Bello con la intención de publicar y dar a conocer algunos aspectos sobre la vida y obra de un icono de la psicología como lo fue Carl G. Jung y su visión antropológica implícita en la polémica teoría de los arquetipos.

Biografía de Carl Jung



Infancia


Carl Gustav Jung nació en 1875, en Kesswil (Suiza), un pueblecito junto al lago Constanza en el cantón suizo de Thurgau. Formará parte del seno de una familia de ascendencia alemana y de tradición eclesiástica (su padre era pastor luterano), perteneciendo sus padres a dos importantes familias de la Basilea del siglo XIX.


El abuelo paterno de Jung, Carl Gustav Jung (1794-1864), médico exiliado de Heidelberg, organizó la facultad de medicina de la Universidad de Basilea, donde enseñó anatomía y medicina interna, y la ampliación de su hospital general. Todo ello gracias a su relación de amistad con A. von Humboldt. Sería también el rector de dicha universidad, conocido dramaturgo y Gran Maestre de los francmasones suizos. También dirigió una institución psicológica para niños con déficits psíquicos.


El abuelo materno, Samuel Preiswerk (1799-1871) fue arcipreste de la iglesia de Basilea, filólogo autor de una gramática hebrea, y precursor y promotor del sionismo. El Romanticismo estaba continuamente presente en el hogar, con aparición de espectros y demás fenómenos parapsicológicos.


El padre de Jung, Paul Achilles (1842-1896) abandonó su carrera de filólogo en lenguas semíticas para ejercer comoclérigo en una iglesia reformada suiza. Ampliaría su labor en la clínica psiquiátrica Friedmatt de Basilea desde 1888. Fallecerá meses después de que Jung iniciara su carrera de medicina en la Universidad de Basilea.


Su madre Emilie Preiswerk (1848-1923) se caracterizó por ser una personalidad marcadamente disociativa que determinó enormemente el rasgo intuitivo de Jung.


Un primer hermano de Jung, Paul, nacido en 1873, fallecería al poco tiempo. En 1884, y con nueve años de diferencia nacerá su única hermana Johanna Gertrud, que moriría en 1935.


De niño fue introvertido y muy solitario. Aunque la relación con sus progenitores era muy próxima y afectuosa, desde temprano sentiría cierta decepción por la manera en que su padre abordaba el tema de la fe, a la que consideraba tristemente precaria.

Periodo escolar y universitario

Durante su adolescencia y juventud fue un lector entusiasta, especialmente cautivado por la obra literaria de Goethe. También era profundo su interés por los ensayos de filósofos comovon Hartmann y Nietzsche. En su autobiografía, describe el acercamiento a la obra de este último, "Así habló Zaratustra", como una experiencia conmocionante, sólo comparable a la inspirada por el "Fausto" de Goethe.


Jung anhelaba estudiar arqueología en la universidad, pero su familia carecía de recursos para enviarlo más lejos de Basilea, donde no dictaban esa carrera, por lo que (contra los deseos de su entorno) decidió estudiar medicina en la Universidad de Basilea, entre 1894 y 1900, pudiendo ingresar en una asociación estudiantil, la Zofingia, a la que ya había pertenecido. El estudiante, antes introvertido, se volvió mucho más vívido en el nuevo contexto académico. En 1898 comenzó a reconciliarse con su futura profesión de médico con la convicción de que debía especializarse. Disponía de dos opciones: cirugía o medicina interna.


Me inclinaba por lo primero a causa de mi especial formación en anatomía y por mi predilección en anatomía patológica, y lo más probable era que hubiese optado por ella si hubiera dispuesto de los necesarios medios económicos.

Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.


Se conformaría finalmente con la modesta posibilidad de trabajar como asistente en un hospital local con la finalidad de evitar contraer deudas para poder estudiar.


Durante las vacaciones de verano, acontecieron dos sucesos los cuales irían conformando el destino y evolución profesional de Jung. La ruptura por la mitad de una mesa redonda de nogal, con setenta años de antigüedad, en presencia de su madre, hermana y criada, y catorce días después, un aparador, mueble originario del siglo XIX. En su interior se hallaba la cesta del pan, rectangular, dispuesta de tal modo que en una esquina se encontraba el mango del cuchillo y en las otras tres, los tres trozos en que había quedado dividido el utensilio. Descartándose causalidades al uso, supieron de ciertos familiares inmersos en prácticas espiritistas, y de una médium de poco más de quince años, los cuales decían querer ponerse en contacto con él.


Todo ello atrajo el interés de Jung, generando a lo largo de dos años la elaboración de su propia tesis doctoral: «Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos», realizada con el profesor Eugen Bleuler en la facultad de medicina de la Universidad de Zúrich en 1902. Aun cuando se aludía a una tal "señorita S. W." en realidad se trataba de su prima Hélène Preiswerk.


El 10 de diciembre de 1900 ocuparía su puesto de ayudante en la clínica psiquiátrica de Burghölzli durante tres años, dejando atrás Basilea y marchando gustoso a Zúrich. Como comentará «durante medio año me encerré para habituarme a la vida y al espíritu de un manicomio y me leí los cincuenta volúmenes de la Revista general de Psiquiatría desde sus orígenes, para conocer la mentalidad psiquiátrica». «En tales condiciones comenzó mi carrera de psiquiatra, mi experimento subjetivo del cual nació mi vida objetiva»


El 27 de abril de 1908 Jung participó en el Primer congreso de psicoanálisis, realizado en Salzburgo, también denominadoPrimer congreso de psicología freudiana o Primer congreso internacional de psicoanálisis. Jung presenta la «teoría freudiana de la histeria».


El mismo año compra unos terrenos en Küsnacht, frente al lago de Zúrich y se propone la construcción de una casa de tres plantas. El 28 de noviembre de dicho año nace su único hijo varón, Franz.


En marzo de 1909 se publica el primer número de la publicación «Anuario internacional de investigación psicológica y psicoterapéutica» («Jahrbuch für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen»), siendo Jung su editor. Renuncia a la clínica Burghölzli y se muda a su nueva casa en Küsnacht donde residirá hasta el resto de sus días.


Y el mismo año, Jung es invitado a la Clark University (Worcester, Massachusetts) del 6 al 11 de septiembre, para dar unas conferencias sobre los ensayos de asociación. Freud sería también invitado de forma independiente, acompañándoles Sándor Ferenczi. Recibirían el Doctor honoris causa el día 11. Se encontrarían en Bremen. Allí acontecería otra famosa anécdota referente a un desmayo de Freud ante el interés puntual de Jung acerca de las «momias del pantano».24 Freud creía que Jung le deseaba la muerte inconscientemente.


Un segundo desmayo acontecerá en el Congreso psicoanalítico de Münich de 1912, cuando se disertaba acerca de Amenofis IV. Nuevamente revoloteaba la fantasía sobre el asesinato del padre, dentro de la relación transferencial entre Freud y Jung.


Si a todo ello sumamos que Freud había aludido con anterioridad acerca de su deseo de que Jung fuera su «sucesor y príncipe heredero», y que éste no se hallaba en la tesitura que permitía satisfacer tal demanda, tanto por discrepancias teóricas como por el desinterés que le producía el prestigio personal consecuente, no es difícil recabar una explicación a tales desmayos de carácter «histérico».


El viaje a Estados Unidos duró siete semanas, durante las cuales permanecían juntos todos los días y se analizaban sus sueños. Ante algunos de los más importantes de Jung, Freud no supo qué interpretación darles, incluso uno de ellos parecía constituir una especie de introducción a la obra «Wandlungen und Symbole Der Libido» («Transformaciones y símbolos de la libido»), así como la primera oportunidad que se le presentó a Jung para formular su concepto de Inconsciente colectivo.26 Un concepto de inconsciente a priori del Inconsciente personal, en el que, al contrario de Freud, no cabía nada arbitrario ni intención engañosa alguna.


Sin embargo, Jung supo completar el análisis de un sueño de Freud, para lo cual requería de su sinceridad y de la comunicación de algún detalle de su vida privada. Freud respondió: «El caso es que no puedo arriesgar mi autoridad».27 Jung entendió con ello que Freud anteponía la autoridad personal a la verdad. El final de la relación estaba ya consolidada en medio de las aguas del Atlántico.


Del sueño de Jung emergió su antigua afición a la arqueología, derivando hacia el estudio del simbolismo y mitología de los pueblos antiguos. De hecho, en octubre de 1909 Jung escribe a Freud: «La arqueología, o mejor dicho, la mitología, me ha atrapado», interés palpable hasta el final de la Primera Guerra Mundial.28 Durante dicho estudio hallará la obra de una joven americana, Mss. Miller, quedando impresionado por el carácter mitológico de sus fantasías. Conjuntamente a su conocimiento sobre mitos surgirá «Transformaciones y símbolos de la libido».


Del 30 al 31 de marzo de 1910 se llevaría a cabo el Segundo congreso internacional de psicoanálisis, en Núremberg, siendo designado Jung presidente permanente de la recién fundada Asociación Psicoanalítica Internacional (API) (renunciará en 1914).


Freud se siente disgustado con los descubrimientos que Jung le va transmitiendo, y así su correspondiente relación epistolar comenzó a reflejar la creciente tensión entre ambos.


El 25 de febrero de 1912 Jung funda la Sociedad de intereses psicoanalíticos, encaminándose con ello hacia su propia versión del psicoanálisis. En septiembre pronuncia unas conferencias en la Universidad de Fordham de Nueva York. El tema será el psicoanálisis y sus diferencias con Freud, fundamentalmente:
la represión no da cuenta de todos los estados, 
las imágenes inconscientes pueden tener un significado teleológico
la libido, o energía psíquica, no es exclusivamente sexual. 


A su vez, y durante el mismo mes, se publica la segunda parte de Transformaciones y símbolos de la libido, donde Jung propone que el incesto alude más al simbolismo que a la literalidad.


En el año 1913 se producirá la ruptura definitiva con Freud. La separación afecta profundamente a Freud; Jung está destrozado. Consecuencia directa de dicho estrés fue la contribución a un colapso nervioso que amenazaba ya desde 1912. Renuncia por tanto a su puesto en la Universidad de Zúrich, aparentemente porque su consulta privada ha aumentado mucho, pero es más factible que fuera debido a su estado de salud. Durante dicha época se instalarán en Zúrich Edith y Harold McCormick, dos filántropos norteamericanos, siendo ella analizada por Jung, y convirtiéndose en la primera de varios patrocinadores ricos y muy generosos.


A continuación se reproduce un extracto de la carta que Freud envió a Jung en 1913, en medio de la crisis que afectaba la relación entre ambos: 


Su alegato de que trato a mis seguidores como pacientes es evidentemente falso.... Es una convención entre los analistas que ninguno de nosotros debe sentirse avergonzado de su propia neurosis.... Pero uno [refiriéndose a Jung] que, mientras se comporta anormalmente, sigue gritando que es normal da sustento a la sospecha de que le falta asumir su enfermedad. En consecuencia, propongo que abandonemos nuestras relaciones personales enteramente.
Sigmund Freud, 1913


A partir de este año se iniciará en Jung su segunda etapa vital y de desarrollo tanto personal como profesional.

En el curso de la primera posguerra, Jung se convirtió en un viajero del mundo, gracias a los copiosos fondos que obtuvo por las ventas de sus libros, honorarios y dinero percibidos por haber alcanzado el status senior en las instituciones médicas para las que trabajaba. Los lugares que visitó fueron los siguientes: África del norte, Indios pueblo, Kenia, Uganda, India, Rávena y Roma. 


En 1930 Jung fue nombrado presidente honorario de la Asociación alemana de psicoterapia y en 1933 profesor de psicología médica en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Tras el ascenso de Hitler al poder, ese mismo año, la mencionada asociación, a la que se habían adherido diversos psicoterapeutas judíos, fue disuelta y absorbida por otra más grande, de alcance internacional, con Jung presidente: la Sociedad médica de psicoterapia.


El hecho de que Jung aceptara ser presidente honorario de la Sociedad médica de psicoterapia y director de la Revista de psicoterapia (Zentralblatt fur Psychotherapie), ambas de presunta matriz nazi, ha sido utilizado como uno de los argumentos al momento de atribuírsele inclinaciones pronazis y antisemitas. Estas acusaciones empañarían su carrera hasta el fin de sus días, a pesar de los desmentidos, dando lugar a una discusión que aún hoy permanece irresoluta.


Ya en 1903 Jung se había casado con Emma Rauschenbach, con quien tendría cinco hijos. El matrimonio se extendió hasta la muerte de su esposa en 1955, pero no estuvo exento de momentos de crisis, sobre todo a causa de las relaciones extramaritales que Jung sostuvo con Sabina Spielrein y Toni Wolff.


Jung continuó publicando libros hasta el final de su vida, incluyendo un trabajo que muestra su interés póstumo en los ovnis como fenómeno psicológico de masas: Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo (1958). También disfrutó de la breve pero fructífera amistad del Padre Victor White, sacerdote católico inglés con quien mantuvo correspondencia tras la publicación de Respuesta a Job.


Carl Gustav Jung moriría el 6 de junio de 1961, tras una corta enfermedad, en su casa junto al lago de Zúrich, en el apacible poblado de Küsnacht, Suiza, a los 86 años de edad. Se encontraba leyendo una obra de Teilhard de Chardin. Se dice que en el instante de su fallecimiento, un rayo partió el árbol donde solía descansar. El jardinero lo reparó.
Jung en su juventud

(Jung: hombre de bigotes a la derecha de Freud)

Aparición de Jung en la revista Time como una de las personas más influyentes del año (reconocimiento vigente)

Visión de la realidad, teoría y fenómenos psicológicos de Jung

través de los años los teóricos han discutido ampliamente si los procesos psicológicos se establecen a partir de modelos mecanicistas o teleológicos. El mecanicismo es la idea de que las cosas funcionan a través de un proceso de causa-efecto. Una cosa lleva a otra, y esa otra a una siguiente y así sucesivamente, por lo que el pasado determina al presente. La teleología es la idea que defiende que somos guiados por nuestros propósitos, significados, valores y demás. El mecanicismo está asociado al determinismo y las ciencias naturales; la teleología está relacionada con el libre albedrío y se considera en la actualidad una postura un tanto rara. Es todavía común en filósofos moralistas, legalistas y religiosos y, por supuesto también, en algunos teóricos de la personalidad.

Con respecto a los autores revisados en la cátedra, los freudianos y los conductuales tienden a ser mecanicistas, mientras que los neofreudianos, humanistas y existencialistas tienden a la postura teleológica. Jung cree que ambos juegan algún papel, pero añade una última alternativa ideológica llamada sincronicidad.
La sincronicidad supone la ocurrencia de dos eventos que no están asociados ni causalmente ni teleológicamente, más sin embargo tienen una relación significativa. Muchas veces, las personas soñamos con, digamos, la muerte de un ser querido y a la mañana siguiente nos encontramos con la muerte real de esa persona y que murió más o menos a la hora en que lo soñamos. Algunas veces, cogemos el teléfono para llamar a un amigo y nos encontramos con él en la línea al levantar el auricular.

La mayoría de los psicólogos llamarían a estas situaciones coincidencias o intentan demostrarnos lo frecuentes que son. Jung creía que estas situaciones eran indicativas de cómo nos interconectamos los seres humanos con la naturaleza en general a través del inconsciente colectivo.
Jung nunca se aclaró con respecto a sus creencias religiosas, pero esta idea inusual de sincronicidad la hallamos fácilmente explicada en la perspectiva hindú de la realidad. Desde este punto de vista, nuestros Yo individuales son como islas en el mar. Estamos acostumbrados a ver el mundo y a los demás como entes individuales y separados. Lo que no vemos es que estamos conectados entre nosotros por medio del suelo marino que subyace a las aguas.
El otro mundo es llamado maya, que significa ilusión y se considera un sueño de Dios o como un baile de Dios; esto es, Dios lo ha creado, pero no es real en sí mismo. Nuestros Yo individuales reciben el nombre de jivatman o almas individuales, siendo también algo parecido a una ilusión. Todos nosotros somos extensiones del único y supremo Atman o Dios, el cual se permite olvidarse un poco de su identidad para volverse aparentemente separado e independiente volviéndose cada uno de nosotros. Pero de hecho, nunca estamos separados del todo. Cuando morimos, nos despertamos siendo lo que realmente fuimos desde el principio: Dios.
Cuando soñamos o meditamos, nos metemos dentro de nuestro inconsciente personal, acercándonos cada vez más a nuestra esencia: el inconsciente colectivo. Es precisamente en estos estados cuando somos más permeables a las “comunicaciones” de otros Yo. La sincronicidad hace de la teoría de Jung una de las pocas que no sólo es compatible con los fenómenos parapsicológicos, sino que incluso intenta explicarlos.

Aportes teóricos de Jung

La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en que no contiene a los instintos, como Freud incluía.
Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos llamarle sencillamente nuestra “herencia psíquica”. Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aún así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias.

Existen ciertas experiencias que demuestran los efectos del inconsciente colectivo más claramente que otras. La experiencia de amor a primera vista, el deja vu (el sentimiento de haber estado anteriormente en la misma situación) y el reconocimiento inmediato de ciertos símbolos y significados de algunos mitos, se pueden considerar como una conjunción súbita de la realidad externa e interna del inconsciente colectivo. Otros ejemplos que ilustran con más amplitud la influencia del inconsciente colectivo son las experiencias creativas compartidas por los artistas y músicos del mundo en todos los tiempos, o las experiencias espirituales de la mística de todas las religiones, o los paralelos de los sueños, fantasías, mitologías, cuentos de hadas y la literatura.
Un ejemplo interesante que actualmente se discute es la experiencia cercana a la muerte. Parece ser que muchas personas de diferentes partes del mundo y con diferentes antecedentes culturales viven situaciones muy similares cuando han sido “rescatados” de la muerte clínica. Hablan de que sienten que abandonan su cuerpo, viendo sus cuerpos y los eventos que le rodean claramente; de que sienten como una “fuerza” les atrae hacia un túnel largo que desemboca en una luz brillante; de ver a familiares fallecidos o figuras religiosas esperándoles y una cierta frustración por tener que abandonar esta feliz escena y volver a sus cuerpos. Quizás todos estamos “programados” para vivir la experiencia de la muerte de esta manera.

 Todo lo anterior hace referencia a los contenidos mentales. Vamos ahora a ocuparnos de los principios de sus operaciones. Jung nos brinda tres principios. El primero de ellos es el principio de los opuestos. Cada deseo inmediatamente sugiere su opuesto. Por ejemplo, si tengo un pensamiento positivo, no puedo dejar de tener el opuesto en algún lugar de mi mente. De hecho, es un concepto bastante básico: para saber lo que es bueno debo conocer lo malo, de la misma forma que no podemos saber lo que es negro sin conocer lo blanco; o lo que es alto sin lo bajo.
El segundo principio es el principio de equivalencia, donde la energía resultante de la oposición se distribuye equitativamente en ambos lados. Si mantenemos ese deseo de forma consciente; es decir, que somos capaces de reconocerlo, entonces provocamos un aumento de calidad en el funcionamiento psíquico; esto es, crecemos.
Si por el contrario, pretendemos negar que este pensamiento estuvo ahí, si lo suprimimos, la energía se dirigirá hacia el desarrollo de un complejo. El complejo es un patrón de pensamientos y sentimientos suprimidos que se agrupan (que establecen una constelación) alrededor de un tema en concreto proveniente de un arquetipo.
Aquí es donde empiezan los problemas. Si pretendemos que en toda nuestra vida somos absolutamente buenos; que ni siquiera tenemos la capacidad de mentir y engañar; de robar y matar, entonces cada vez que seamos buenos, nuestra otra parte se consolidará en un complejo alrededor de la sombra. Ese complejo empezará a tomar vida propia y te atormentará de alguna manera.

El último principio es el principio de entropía, el cual establece la tendencia de los opuestos a atraerse entre sí, con el fin de disminuir la cantidad de energía vital a lo largo de la vida. Jung extrajo la idea de la física, donde la entropía se refiere a la tendencia de todos los sistemas físicos de solaparse; esto es, que toda la energía se distribuya eventualmente. Si, por ejemplo, tenemos un calentador en la esquina de una habitación, con el tiempo el salón completo se calentará.
Cuando somos jóvenes, los opuestos tienden a ser muy extremos, malgastando una gran cantidad de energía. Por ejemplo, los adolescentes tienden a exagerar las diferencias entre sexos, siendo los chicos más machos y las chicas más femeninas, por lo que su actividad sexual está investida de grandes cantidades de energía. Además, estos oscilan de un extremo a otro, siendo locos y salvajes en un momento y encontrando la religión en otro.
A medida que nos vamos haciendo mayores, la mayoría de nosotros empieza a sentirse cómodos con nuestras facetas. Somos un poco menos idealistas e ingenuos y reconocemos que somos una combinación de bueno y malo. Nos vemos menos amenazados por nuestros opuestos sexuales y nos volvemos más andróginos. Incluso, en la edad de la vejez, las mujeres y los hombres tienden a parecerse más. Este proceso de sobreponernos por encima de nuestros opuestos; el ver ambos lados de lo que somos, es llamado trascendencia.

Según Jung la meta de la vida es lograr un self. El self es un arquetipo que representa la trascendencia de todos los opuestos, de manera que cada aspecto de nuestra personalidad se expresa de forma equitativa. Por tanto, no somos ni masculinos ni femeninos; somos ambos; lo mismo para el Yo y la sombra, para el bien y el mal, para lo consciente y lo inconsciente, y también lo individual y lo colectivo (la creación en su totalidad). Y por supuesto, si no hay opuestos, no hay energía y dejamos de funcionar. Evidentemente, ya no necesitaríamos actuar.
Si intentamos alejarnos un poco de las consideraciones místicas, sería recomendable que nos situáramos en una postura más centralista y equilibrada de nuestra psique. Cuando somos jóvenes, nos inclinamos más hacia el Yo, así como en las trivialidades de la persona. Cuando envejecemos (asumiendo que lo hemos hecho apropiadamente), nos dirigimos hacia consideraciones más profundas sobre el self y nos acercamos más a las gentes, hacia la vida y hacia el mismo universo. La persona que se ha realizado (que ha desarrollado su sí mismo- su self) es de hecho menos egocéntrica.(Cortesía de http://elbuscador.tresuvesdobles.com/?q=)

Arquetipos
El inconsciente

Visión enmarcada en la antropología de A. Gehlen



En la visión antropológica de Arnold Gehlen, expresada en su libro "El hombre", éste hace referencia al ser humano como inacabado, y necesitado de una explicación de sí mismo, de quién es, esta noción es observable en casi todas las visiones antropológicas en psicología, dado el hecho que cualquier teoría psicológica es, en principio, un intento de conocer y dar respuesta a lo que el sujeto humano hace en el mundo y sus porqués. Otra de las ideas de Gehlen son las del hombre como un ser práxico, ante esto, es necesario destacar la perspectiva social de esta praxis, cuya máxima expresión se ve en el concepto actual de "trabajo", Jung considera al hombre un ser social, o dispuesto para vivir en sociedad, y aunque no enfatiza su papel como hombre hecho para el trabajo (como en algún sentido hace Freud cuando afirma que el hombre sano es aquel capaz de "trabajar y amar"), podemos asumir que el hombre concebido por Jung es un ser que modifica su ambiente dada su inadaptación biológica, propia de la especie.
 Ante este punto es vital detenerse, y es que el afirmar que una especie esta inadaptada deja la duda de ¿cómo es que mantiene su vigencia como especie hoy?, para responder a esto es necesario hacer un paseo por la evolución filogenética de las especies, y observar como distintas filas, clases y familias se dispersaron por distintos nichos biológicos y desarrollaron habilidades muy específicas (como una asombrosa visión nocturna, un agudo olfato, un cuerpo morfológicamente capaz de volar o alcanzar altas velocidades, cola, garras, colmillos) apropiadas para sobrevivir en su medio, para adaptarse. Todos somos testigos de esta carencia en el Homo sapiens, poseemos uñas bastante débiles, nuestra piel apenas posee pelaje y nuestros sentidos, aunque variados, están limitados a espectros determinados... ¿Cómo es posible pues, que seamos una de las especies dominantes del planeta tierra? 
La respuesta se centra en otro de los puntos destacados por Gehlen, y tras muchas discusiones, considerado exclusivo del ser humano, nos referimos al lenguaje: la capacidad de utilizar representaciones simbólicas de aspectos de la realidad en distintos momentos del tiempo. Esta capacidad, dada por una confluencia de especificidades biológicas, históricas y comportamentales, se ve reflejada en la concepción de hombre de Jung, cuya teoría se destaca, entre otras cosas, por el uso del constructo de los Arquetipos, los cuales hacen referencia a abstracciones simbólicas de elementos compartidos por la humanidad como la noción de madre, muerte, sombra, entre otros. Solo un animal con la capacidad de abstracción dada por el lenguaje puede poseer elementos como los arquetipos de Jung, por lo que es evidente que en su visión de hombre, una de las distinciones entre el animal y el hombre es su capacidad de simbolización vista en el lenguaje. 
Y partiendo de este punto es necesario puntuar como Jung consideraba que la humanidad entera poseía un ente que los conectaba y comunicaba en base a la expresión de ciertos símbolos en los sueños y mitos culturales, el Inconsciente colectivo, éste postulado se relaciona con la afirmacion de Gehlen de que la base de todo trabajo es la comunicación, y que ésta necesaria para el mantenimiento de una sociedad adaptada.

Pese a que Jung rechaza la existencia de "instintos" al estilo freudiano (más adecuadamente llamados pulsiones) admite que existe una herencia evolutiva, un reservorio de nuestra herencia como especie de significados de elementos presentes desde muchas generaciones atrás, como el concepto de madre, de necesidades sexuales, de muerte entre otros. Este concepto es contrario al de tábula rasa, del hombre que viene en blanco y aprende todo a cuanto es expuesto, deja al hombre como poseedor de una carga ancestral en esa psique colectiva que describe, pese a esto Jung no exhibe al sujeto humano como sometido ante pulsiones o deseos que necesita satisfacer, no es un animal que debe comer y tener sexo cuando lo desea, y no hay una parte del si mismo esperando por soltar todas estas acciones, el hombre de Jung es un hombre que sueña y en sus sueños lucha consigo mismo, es un hombre que concibe como malo (Arquetipo de la sombra) todos nuestros rasgos más primitivos y animales, esto es una muestra evidente del control que el ser humano ejerce en si mismo, para no llevar a cabo conductas que alterarían el orden social o que para él podrían ser concebidas como socialmente inadecuadas. El hombre de Jung es entonces un hombre que posee una herencia, a la que teme a veces, pero también puede controlar y desviar en actos más humanos. 
Esto inevitablemente nos lleva a pensar en un hombre consciente, que sin tanto énfasis en la percepción y procesos cognitivos sobre si mismo, como apunta Gehlen, es un hombre capaz de diferenciarse de los demás, posee una mente consciente, expresada en el Yo Junguiano; no es sólo un repertorio biológico de respuestas, ni un espejo que refleja toda estimulación ambiental, es un ser capaz de actuar por su cuenta, y con pensamientos, emociones y vivencias individuales y colectivas recolectadas en su psique. 
Para concluir, el hombre de Jung, es el producto de una evolución, con una herencia biológica que no puede borrar y que lo afecta incluso en lo psicológico, aún así no se ve determinado o controlado por su biología, si no que es capaz de construir un mundo de símbolos, que comparte con los otros y que lo hacen un ser social. La cultura para Jung es producto de esta herencia, pero al verse expresada y materializada en nuestras prácticas, mitos, tradiciones, cuentos, creencias y religiones, ya no es biológica, se hace social, se hace humana, hace al hombre según Jung.